Deja de Fumar
¿Por qué fumar es el enemigo de la belleza?
¿Es posible dejar de fumar y recuperar una mejor apariencia? ¿Cuáles son los daños que provoca el tabaco en nuestra piel? ¿Por qué considerar fumar un enemigo de la belleza? ¿Cuáles son las consecuencias más evidentes del tabaquismo sobre nuestra epidermis?
Fumar es un vicio nocivo y peligroso tanto es así que cada vez nacen más asociaciones que ayudan a los grandes fumadores a encontrar un estilo de vida más sano y saludable. Fumar tiene consecuencias devastadoras en la piel, que afectan mucho más a las mujeres que a los hombres: están genéticamente más predispuestas a las arrugas; estos suelen ser causados por productos bronceadores sin la protección adecuada y cosméticos demasiado agresivos que favorecen el envejecimiento prematuro de la epidermis.
Dejar de fumar es a menudo un camino largo y tortuoso que requiere un cambio radical tanto en el estilo de vida como en la forma de pensar. Fumar es en efecto una adicción a las drogas. Es por esto que muchas veces no basta con tener la voluntad para dejar de fumar, sino que también se necesitan caminos de desintoxicación para el cuerpo, así como un camino basado en un cambio de actitud y de actitud mental.
Daño de fumar
Los daños que provoca el tabaco afectan sobre todo a la piel, tanto que fumar es considerado por todos los dermatólogos y cirujanos estéticos como el enemigo número 1 de la belleza. Los daños que un fumador más o menos empedernido provoca en su organismo son bien conocidos y discutidos desde hace muchos años. Ahora se conoce una mayor incidencia de problemas cardio-circulatorios y respiratorios.
Sin embargo, también es mejor profundizar en las consecuencias negativas más visibles de la adicción a la nicotina bien establecida. A nivel estético, fumar significa acelerar el proceso de envejecimiento de la piel, sin mencionar las formas de gingivitis y los efectos nocivos sobre las uñas y el cabello.
Efectos del tabaco en la piel
Un fumador empedernido es inmediatamente reconocido por la llamada “cara de fumador”, un tipo de rostro muy conocido por los dermatólogos que lo han apodado así. Cuando empiezas a fumar, el color de la piel se vuelve más pálido, tendiendo en ocasiones a gris, el tono empieza a perder gran parte de su elasticidad y el aspecto es muy cansado.
Como hemos dicho, el proceso de envejecimiento de la piel se acelera, y las arrugas aparecen y empiezan a engrosarse muy rápidamente, dada la dificultad de la epidermis para hidratarse y oxigenarse. Además, al inhalar el humo, los músculos del labio superior se contraen, creando las antiestéticas arrugas del fumador, también llamadas “código de barras”.
También se ha encontrado que los fumadores tienen una mayor propensión a diversas patologías, incluida la degeneración de la visión, la limitación del flujo sanguíneo o los riesgos relacionados con el embarazo.
Beneficios para dejar de fumar
Dejar de fumar tiene innumerables beneficios que afectan a todos los órganos y organismos del cuerpo.
El primero está relacionado con la actividad respiratoria y cardiovascular, pero sigue a los del rejuvenecimiento de la piel, los dientes, el cabello y las uñas. Disminuyen las posibilidades de contraer enfermedades infecciosas y pulmonares, así como las posibilidades de sufrir infartos o accidentes cerebrovasculares.
Afortunadamente, el daño a la piel causado por fumar no es irreversible. Después de tres semanas la piel se vuelve más suave, oxigenada y elástica, el proceso de envejecimiento de las células se ralentiza y la piel se vuelve cada vez más luminosa. Dejar de fumar no es fácil, pero tomar este camino es una panacea que es buena para el cuerpo, la mente y la salud de nuestros seres queridos.
Una semana sin fumar
A menudo se piensa que hay que esperar meses, años o incluso décadas para ver los beneficios. Para desintoxicar el organismo definitivamente, los tiempos no son rápidos e inmediatos, sino que pasados unos minutos, el organismo inicia procesos de autodepuración.
Después de solo 20 minutos, la frecuencia cardíaca y la presión arterial vuelven a los niveles normales. Después de dos horas, la nicotina comienza a eliminarse del cuerpo a través de la orina. Después de 8 horas, el monóxido de carbono que circula en la sangre disminuye, mientras que aumenta la cantidad de oxígeno; a las 12 horas el monóxido desaparece por completo del organismo, permitiendo que la sangre conduzca el oxígeno a los tejidos con mayor eficacia.
Después de una semana todos los sentidos, en particular el gusto y el olfato, mejoran; el aliento se vuelve más fresco mientras que los dientes y el cabello están más limpios. La piel adquiere un color más rosado y saludable y la sensación de abstinencia desaparece por completo.
Un mes sin fumar
Al cabo de un mes comienza el proceso de cicatrización del tejido pulmonar, las células se renuevan y la mucosidad comienza a ser expulsada de los bronquios. La tos elimina sustancias nocivas y disminuye significativamente el riesgo de infecciones respiratorias, para luego desaparecer por completo. La respiración aumenta en un 30% y la capacidad para practicar deportes se amplifica.
Dos meses sin fumar
Después de unos pocos meses, el riesgo de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular se reduce en un 50 %.
Después de un año, el riesgo de enfermedades cardiovasculares como un ataque al corazón o un derrame cerebral se reduce drásticamente; después de 6 años de dejar de fumar, el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón vuelve al de un no fumador.
A medida que pasan los meses y los años, las posibilidades de desarrollar cáncer de páncreas y de pulmón disminuyen hasta igualarse a las de una persona que nunca ha fumado.